lunes, 11 de febrero de 2013

Sueños que se hacen realidad



No me considero una persona valiente, tampoco ambiciosa. Según la RAE ambición es “deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o famas”. Rectifico, quizá sí sea ambiciosa, pero sólo por mi deseo ardiente de dignidad. Dignidad es la cualidad de digno que una vez más, la RAE, califica de “merecedor de algo”. Y sí, me lo merezco. Me merezco tener un trabajo que me gusta, con el que disfrute, porque lo he buscado, porque me he esforzado, porque he luchado por él y lo seguiré haciendo mientras crea en mí y en mi idea.

Alguien valiente tiene valor, que es “una cualidad del ánimo que te mueve a acometer resueltamente grandes empresas”. Ésta, no es una gran empresa, pero sí es un gran sueño. Un sueño con muchos sueñitos. Sueños que defienden unos valores, una manera de hacer las cosas, con entusiasmo y arrojo, con decisión, con amor, con deseo del trabajo bien hecho, del disfrute de los otros, de la alegría de vivir.


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Tal vez tenga que darle las gracias a mi ex-jefe por no querer readmitirme después de mi excedencia. Porque en ese momento fue cuando empecé a soñar. A soñar con la imaginación, con el teatro, con el medio ambiente, con la educación y con la ilusión, la diversión, las risas, los juegos y los sentidos, los sentimientos y los placeres.
Primero apareció Corax, que no llegará a ver la luz del sol, pero que lo conservaré en mi corazoncito. Y ahora empieza a asomar por la repisa de mi ventana... Calderona Viva. No es muy tímida, no, llega con fuerza porque tiene mucha ilusión y ganas de gustar.

Empezó como un sueño. Pero ya está siendo una realidad. ¿Quieres conocerla?

Fotografa: Alicia Calero

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