jueves, 25 de septiembre de 2014

Una tormenta inolvidable

Ya sé que estamos en septiembre, pero esta lluvia ha llegado como agua de mayo, por lo necesaria.
Aunque cuando estás en lo alto del Castillo de Sagunto, refugiado bajo las columnas de la casa del arqueólogo, antiguo museo militar, y nada puede evitar que el granizo choque contra tu espalda, en ese momento, no piensas en lo necesario del agua, sólo ríes por no llorar y miras al resto de personas que te acompañan, con las ropas chorreantes igual que tú y decides que vas a pasar una temporada sin subir con un grupo al Castillo de Sagunto.
A las 11.00 ya recorríamos las calles de la judería, revisando nuestras notas y decidiendo qué elementos obviar porque no nos iba dar tiempo a todo.
A las 14.30, comiendo un buen bocadillo en las inmediaciones del castillo, oíamos de fondo los truenos de Castellón. No nos asustaba. El cielo estaba azul, no hacía viento y últimamente Castellón era el paraíso de las lluvias.

A las 15.10, Alberto se bajó a recoger al grupo al Palancia, al lugar más cercano donde podía parar el autobús, y yo, convertida en Imilce, subí al castillo pensando en mis últimos ensayos.
Mientras ensayaba y esperaba, el horizonte se acercaba a mí peligrosamente. Los rayos caían al norte, los truenos seguían alejados, pero las nubes negras como la nada de la historia interminable, cada vez estaban más próximas.
¡Dará tiempo!- quise ser optimista.
A las 16.20 recibí la señal convenida que anunciaba que el grupo estaba próximo. Comenzó a soplar el viento, el cielo sobre mi cabeza empezaba a oscurecerse y en 10 minutos todo estaba cubierto.
Cuando llegó el grupo comencé mi actuación:
- "Vengo de un lugar en el que no les gustaría estar. Un lugar en el que todo son cenizas y destrucción."
Fue lo único que pude decir, porque con estas palabras, empezó a llover. Nos refugiamos tras las columnas. E intenté comenzar de nuevo mi actuación.
- "Vengo de un lugar en el que no les gustaría estar. Un lugar en el que todo son cenizas y destrucción. ¿Que por qué estaba allí? Porque hice algo imperdonable para los dioses".
Y con esta frase el viento desató toda su furia, la lluvia comenzó a azotarnos desde todos los lugares, el granizo hizo su aparición.
Os parecerá mentira pero Imilce no podía parar de reír, mientras sus dientes chocaban con el temblor, sus pies se encogían en los zapatos de cuero y su vestido se pegaba a su cuerpo como una lapa. El infierno duró poco más de 10 minutos, lo suficiente para dejarnos a todos chorreando de arriba a abajo y muertos de frío.
El cola cao que nos tomamos después de dejar al grupo en el autobús no ayudó a entrar en calor. Todavía hoy tengo frío.



martes, 2 de septiembre de 2014

Programación de septiembre y octubre

No os podéis perder ninguna de las dos rutas que Calderona Viva tiene para ofreceros:

"Descubre los tesoros olvidados del Carraixet"

Hace más de 2000 años en un fortín..."

¿A qué esperáis para inscribiros?