jueves, 14 de marzo de 2013

El Taller: experiencias, emociones, sensaciones



El domingo por la noche Venta Mina ofrecía esa sensación de frío que transmiten los edificios vacíos. Brillaban las estrellas y la humedad se calaba en tus huesos, pero igualmente el sueño venció a Macario y a Modesta, que necesitaban descansar ya que al día siguiente les esperaba una dura jornada.
Por la mañana, Begoña se pegó un buen susto, no se esperaba la visita de una bruja y un fantasma en su trabajo. Tampoco  las personas que venían a realizar el taller que se llevaron una grata sorpresa.


Macario les contó su triste historia y Modesta les ofreció una planta que se podía convertir en el remedio para su enfermedad. Ya estaba todo listo para poder hacer el conjuro que les iba a permitir realizar el taller con éxito.
(Si queréis conocer el conjuro tendréis que buscar un pergamino ajado por el tiempo, donde desde tiempos inmemoriales se ha pedido ayuda a los espíritus para sobrevivir y fuerzas para soportar los momentos más difíciles.)


Una vez pronunciado el conjuro y protegidos de todos los males, los alumnos se taparon los ojos para no conocer el camino de vuelta, ya que los llevamos... ¡al infierno!
El taller empezó con las presentaciones. Los alumnos estuvieron un poco parados al principio, aunque algunos se animaron y hasta caracterizaron a sus personajes.
Fueron transcurriendo las horas y todos íbamos teniendo un poquito más de confianza en los demás. Las actividades teatrales nos ayudaron a descubrir nuestra voz, nuestro cuerpo y nuestra capacidad de improvisación. Con la teoría pudimos entender un poquito más sobre la educación ambiental y la interpretación del patrimonio. Con el taller de marionetas los alumnos encontraron su creatividad y un nuevo amigo.


Y con el trabajo en grupo todos mostraron su capacidad de superación y me enseñaron lo que son capaces de hacer con un folio en blanco.
El miércoles nos fuimos de Ventamina con la nostalgia de la despedida y con una sonrisa, recordando los buenos momentos que nos hicisteis pasar.
Gracias al grupo de Ventamina (Miguel, Esther y Carol) que mediante un juego nos enseñaron lo que puede pasar con viento y una colilla mal apagada. Llegamos a sentir el horror de las llamas y nos reímos con el Louis Buitton.


Gracias al grupo de Los Petardos (Merche, Patri, Ana, Marcos y Patri) que, a pesar de la nieve y la ventisca, nos presentaron el sufrimiento de un zorro, un alcornoque y un pez a los que pudimos ayudar para que recuperaran su sonrisa.


Gracias al grupo Malojobe (Maribel, Lola, José, Luis y Bea) que nos mostraron el impacto del ser humano sobre la naturaleza con sus residuos y nos enseñaron a recoger todo lo que encontrábamos por el camino. Y nos hicieron reír gracias a la actuación estelar de Jose.


Gracias al grupo Molamil (Cristina, Aurora, Miguel y Bauti) que nos enseñaron las costumbres medievales y el uso de los molinos en nuestro territorio. ¡Con su vestuario, su escenografía (el molino de Bauti ayudó mucho) y su actuación nos trasladaron a otra época de verdad!


Gracias al grupo El bote (Olga, Nieves, Carlos, MªÀngels) que con su sencillo vestuario nos convirtieron en vegetación y suelo y nos hicieron sentir los efectos del agua sobre el paisaje. Y con las rimas de la vegetación, nos reímos un montón.


Así que, chicos, este es mi pequeño homenaje y mi pequeño agradecimiento a todas las personas que confiaron en Calderona Viva y dedicaron su tiempo a imaginar y a crear historias en la naturaleza.
Esperamos poder repetir la experiencia en breve.




Visita teatralizadas: Venta Mina llena de historias


Dónde la bruja NO será la protagonista de esta aventura... y conoceréis a un nuevo personaje mágico del mundo de Calderona Viva.