martes, 9 de abril de 2013

La ruta: los niños siempre nos sorprenden




Miguel y Sángana han decidido mostrar al mundo entero el ingenio y la imaginación de los niños
que les acompañaron por Ventamina la semana pasada. Poneos cómodos y a reír.

Después de un rato hablando de diferentes tipos de rastros de animales que podemos encontrar por el monte, un niño le pregunta a Miguel: ¿Cómo se llaman los excrementos de serpiente? Sorprendente, ¡Miguel no le suele poner nombre a los excrementos!

Mientras íbamos de un lado a otro un niño tenía sus dudas sobre qué era exactamente Sángana... Y preguntó: Mamá, Sángana es una chica, ¿verdad? ¡Qué no, que era una extraterrestre!

Cuando hacíamos el camino de regreso, Benja demostró sus conocimientos sobre el universo con la siguiente negación: Sángana, tu planeta no puede estar en el sistema solar porque sólo hay vida en la Tierra. Menos mal que lo dijo, así Sángana por lo menos sabe dónde no está su planeta.

Con tanto juego, Miguel necesitaba cierto material que misteriosamente aparecía en cada rincón de Venta Mina, así que una niña, muy extrañada, le preguntó: ¿Miguel, cómo te da tiempo a llenar tan rápido las bolsas? La magia de Venta Mina, niños.

Cuando hablamos de las hazañas de Napoleón a Sángana le da por preguntar: ¿Qué son las calles? Y los niños, con su afán por enseñarle todo lo que no sabe le contestan: Donde viven las personas. Ocurrió en dos ocasiones; los niños son tan majos...

En la historia de Napoleón se cuenta que no tuvo su ansiado hijo varón hasta que pasó una noche en una olmeda. Y la historia sigue. Tomó la decisión de plantar olmos a lo largo de los caminos. Miguel, que es muy preguntón, interroga a los niños: ¿Para qué? Y los niños, a los que se les da muy bien relacionar ideas, responden: Para tener hijos. Por eso empezó a subir la natalidad en los pueblos de España.

A lo largo del camino de vuelta Sángana tuvo que oír muchas palabras sobre ella, unas más bonitas, otras, no tanto:

- Sángana, lo que llevas es un disfraz.
- Sángana, eres muy guapa.
- Sángana, eres muy fea. Y ella le respondió al niño; Y tú, muy pequeño.
- Pues yo creo que esto estaba todo preparado...
- Dile a Sángana que no se le ocurra salir así a la calle porque va muy ridícula.

A lo largo de toda la ruta nombramos en varias ocasiones a los duendes de Venta Mina, que son muy bromistas, así que cuando acaba la ruta, algunos se quedan extrañados y preguntan: ¿Cuándo vamos a ver al duende? En la próxima ruta, no os preocupéis.

Miguel intenta crear un ambiente de misterio sobre Sángana, diciendo que vio a un ser de otro planeta...Y un niño le responde, muy serio: A ver si era un zorro... Sí, efectivamente, son muy fácilmente confundibles.

Durante los cuatro días fuimos cambiando el juego del teléfono loco del final de la ruta para hacerlo más práctico y más educativo. Aunque como todos sabéis, no siempre llega toda la información como debiera:

El tiroriro sirve para hacer caca, por decir que los frutos de durillo son buenos para paliar el estreñimiento.
El pedrisco lleva chicle dentro, queriendo decir que antiguamente se sacaba la goma de mascar de la resina del lentisco.
Es una planta que hace pum y fuego, lo que significa que el brezo es una planta a la que también se le llama pedorreta porque cuando la echas al fuego hace como pedorretas.

Esta es sólo una muestra de lo divertidas que han sido las rutas estos días.

¡No os perdáis las siguientes!

1 comentario:

  1. Estuvo genial, los chiquillos tienen aún esa ignorancia y credulidad que los hace ser estupendos para trabajar con ellos.
    Es bonito ver como aprenden y como reflexionan sobre lo que están viendo.
    Un saludo y seguir adelante, suerte....

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