Miguel y Sángana han decidido mostrar al mundo entero el ingenio y la
imaginación de los niños
que les acompañaron por Ventamina la semana pasada.
Poneos cómodos y a reír.
Después de un rato hablando de diferentes tipos de rastros de animales
que podemos encontrar por el monte, un niño le pregunta a Miguel: ¿Cómo se
llaman los excrementos de serpiente? Sorprendente, ¡Miguel no le suele
poner nombre a los excrementos!
Mientras íbamos de un lado a otro un niño tenía sus dudas sobre qué era
exactamente Sángana... Y preguntó: Mamá, Sángana es una chica, ¿verdad? ¡Qué
no, que era una extraterrestre!
Cuando hacíamos el camino de regreso, Benja demostró sus conocimientos
sobre el universo con la siguiente negación: Sángana, tu planeta no puede
estar en el sistema solar porque sólo hay vida en la Tierra. Menos mal que
lo dijo, así Sángana por lo menos sabe dónde no está su planeta.
Con tanto juego, Miguel necesitaba cierto material que misteriosamente
aparecía en cada rincón de Venta Mina, así que una niña, muy extrañada, le
preguntó: ¿Miguel, cómo te da tiempo a llenar tan rápido las bolsas? La
magia de Venta Mina, niños.
Cuando hablamos de las hazañas de Napoleón a Sángana le da por
preguntar: ¿Qué son las calles? Y los niños, con su afán por enseñarle todo lo
que no sabe le contestan: Donde viven las personas. Ocurrió en dos
ocasiones; los niños son tan majos...
En la historia de Napoleón se cuenta que no tuvo su ansiado hijo varón
hasta que pasó una noche en una olmeda. Y la historia sigue. Tomó la decisión
de plantar olmos a lo largo de los caminos. Miguel, que es muy preguntón,
interroga a los niños: ¿Para qué? Y los niños, a los que se les da muy bien
relacionar ideas, responden: Para tener hijos. Por eso empezó a subir la
natalidad en los pueblos de España.
A lo largo del camino de vuelta Sángana tuvo que oír muchas palabras
sobre ella, unas más bonitas, otras, no tanto:
- Sángana, lo que llevas es un disfraz.
- Sángana, eres muy guapa.
- Sángana, eres muy fea. Y ella le respondió al niño; Y tú, muy
pequeño.
- Pues yo creo que esto estaba todo preparado...
- Dile a Sángana que no se le ocurra salir así a la
calle porque va muy ridícula.
A lo largo de toda la ruta nombramos en varias ocasiones a los duendes
de Venta Mina, que son muy bromistas, así que cuando acaba la ruta, algunos se
quedan extrañados y preguntan: ¿Cuándo vamos a ver al duende? En la
próxima ruta, no os preocupéis.
Miguel intenta crear un ambiente de misterio sobre Sángana, diciendo
que vio a un ser de otro planeta...Y un niño le responde, muy serio: A ver
si era un zorro... Sí, efectivamente, son muy fácilmente confundibles.
Durante los cuatro días fuimos cambiando el juego del teléfono loco del
final de la ruta para hacerlo más práctico y más educativo. Aunque como todos
sabéis, no siempre llega toda la información como debiera:
El tiroriro sirve para hacer caca, por decir que los frutos de durillo son
buenos para paliar el estreñimiento.
El pedrisco lleva chicle dentro, queriendo decir que antiguamente se sacaba
la goma de mascar de la resina del lentisco.
Es una planta que hace pum y fuego, lo que significa que el brezo es una
planta a la que también se le llama pedorreta porque cuando la echas al fuego
hace como pedorretas.
Esta es sólo una muestra de lo
divertidas que han sido las rutas estos días.
¡No os perdáis las siguientes!
Estuvo genial, los chiquillos tienen aún esa ignorancia y credulidad que los hace ser estupendos para trabajar con ellos.
ResponderEliminarEs bonito ver como aprenden y como reflexionan sobre lo que están viendo.
Un saludo y seguir adelante, suerte....