Inés
es una niña de unos nueve años, dulce y valiente, que vive en Valencia. Un día
su familia y ella fueron a pasar la mañana de excursión por el monte. Como
estaban en su chalet de Bétera, pensaron que sería buena idea no irse demasiado
lejos, así igual llegaban a tiempo para hacer la paella en casa. Cogieron el
coche y se plantaron en Olocau, un pueblo cercano, en la sierra Calderona.
Allí
vieron unos carteles que indicaban el camino hacia el Puntal dels Llops, un
yacimiento íbero. A Inés le sonaba un poco eso de los íberos, aunque no sabía
situarlo muy bien en la historia, pero esperaba aprenderlo con esta visita.
Entre
pitos y flautas, tardaron una hora en llegar a la parte alta y descubrir lo que
había allí. Estaban ante las puertas de un fortín íbero, con parte de su torre
en pie y las habitaciones bien marcadas. Su padre se quedó mirando una piedra
redonda que había en el suelo e Inés, con su curiosidad insaciable, preguntó
por ella. Así descubrió que era una piedra de molino, de la época de los
íberos. Pero Inés, no pudo averiguar mucho más. Leyó los carteles que el
ayuntamiento había puesto, pero se le escapaba el significado de muchas
palabras. La visita despertó la curiosidad de Inés pero no sacio su sed de
aprender porque no tenía cómo hacerlo.
Cuando
se disponían a bajar, vieron un grupo de personas que llegaba a lo alto. Se
veía claramente que una de ellas les guiaba. Pararon a la entrada, el guía dijo
algo, repartió unas pelotas y todos empezaron a atacarle. Le tiraban las
pelotas y él se defendía con su escudo. Inés no entendía lo que estaban
haciendo, porque no había escuchado sus palabras, pero le encantaba esa manera de contar la historia. Estaban
recreando cómo habría sido una invasión y una defensa del puntal, para entender
por qué estaba construido de esa manera y no de otra.
Inés
quería quedarse, pero el guía le dijo que podrían acudir a la siguiente ruta,
para no perderse la primera parte, ya que venía explicando cosas desde el
cementerio. Así que Inés se llevó la información de la ruta para que sus padres
la apuntaran a la siguiente y se marchó entusiasmada por poder aprender algo
más sobre los íberos de una manera tan divertida.
Para inscribirse hay que mandar un correo electrónico a scalero@calderonaviva.com.
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