martes, 1 de abril de 2014

¿Os imagináis un mundo donde todos lleven máscaras de gas?

En el año 2100, en la Tierra, todas las personas llevaban máscaras de gas. Las había con forma de elefante, de color rosa, de plástico, con rombos o serias. El señor del telediario llevaba una máscara de lo más común, pero aquel chaval, que era tataranieto de un futbolista famoso, Messi, creo que se llamaba, llevaba una máscara con forma de balón. Las señoras elegantes se ponían complementos en la máscara, margaritas de fieltro o joyas de veinte quilates. Los niños las querían de colores o con la cara de sus personajes favoritos de los videojuegos o los dibujos animados.

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Ilustración Realizada por Som Somni
Koke, siempre llevaba una máscara de spiderman, su superhéroe favorito. Era un niño tranquilo, obediente. Pero un día, koke vio algo que le hizo pararse a pensar. ¿Queréis saber qué vio? Escondida en un cajón detrás de un montón de videojuegos, vio, en una foto, la cara de una chica. Extrañado, la miró bien. Porque no sabía que era la foto de una chica porque su máscara fuera rosa, o llevara un adorno de flores... supo que era una chica porque... ¡le estaba viendo la cara! Era la primera vez que Koke veía una cara, siempre estaban detrás de esas máscaras.

Volvió corriendo a casa, llamó al timbre, gritando para que le abrieran y, en cuanto vio la máscara de gato de su madre, le dijo:

- Mamá, quiero verte la cara.

Su madre no daba crédito. – Koke, ya sabes que no podemos quitarnos la máscara, moriríamos al instante. Pero koke insistía. - ¿Y por qué tenemos que llevar la máscara?
Su madre no lo sabía. Preguntaron a amigos, familiares, comerciantes... todos estaban acostumbrados a las máscaras que nadie se preguntaba por qué las llevaban.

Hasta que koke, preguntando, preguntando, conoció a un científico. Este le dijo que no podían quitarse las máscaras porque el aire estaba tan contaminado que morirían al instante. Todos los años hacían pruebas, para medir la contaminación del aire, y cada vez era peor.

¿Y no habéis intentado hacer algo? Yo quiero verle la cara a mi madre. ¿Por qué no buscáis una solución? – insistía Koke, como niño que era.

Lo intentamos todo- dijo el científico. Quisimos vivir en la luna, en marte, bajo el mar, hacer una cúpula con aire artificial... Y nada, nada, funcionó.


- ¿Y a nadie se le ocurrió dejar de contaminar?

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