No me considero una persona valiente, tampoco ambiciosa. Según la RAE
ambición es “deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o famas”.
Rectifico, quizá sí sea ambiciosa, pero sólo por mi deseo ardiente de dignidad.
Dignidad es la cualidad de digno que una vez más, la RAE, califica de
“merecedor de algo”. Y sí, me lo merezco. Me merezco tener un trabajo que me
gusta, con el que disfrute, porque lo he buscado, porque me he esforzado,
porque he luchado por él y lo seguiré haciendo mientras crea en mí y en mi
idea.
Alguien valiente tiene valor, que es “una cualidad del ánimo que te
mueve a acometer resueltamente grandes empresas”. Ésta, no es una gran empresa,
pero sí es un gran sueño. Un sueño con muchos sueñitos. Sueños que defienden
unos valores, una manera de hacer las cosas, con entusiasmo y arrojo, con
decisión, con amor, con deseo del trabajo bien hecho, del disfrute de los
otros, de la alegría de vivir.
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Primero apareció Corax, que no llegará a ver la luz del sol, pero que
lo conservaré en mi corazoncito. Y ahora empieza a asomar por la repisa de mi
ventana... Calderona Viva. No es muy tímida, no, llega con fuerza porque tiene
mucha ilusión y ganas de gustar.
Fotografa: Alicia Calero |
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